Cada año, el Día Mundial del Sida es una oportunidad para reforzar nuestro compromiso, mostrar nuestro soporte a los que conviven con el VIH y recordarnos de todas las personas fallecidas por esta enfermedad
La situación mundial
Se estima que unos 24 millones de personas viven con el VIH en el mundo y, desde que el virus fue identificado en 1984, más de 35 millones de personas han muerto de SIDA, una de las pandemias más destructivas de la historia de la humanidad. El SIDA sigue representando un importante problema de salud pública a nivel mundial: más de 38 millones de personas se han desde el año 2000 y más de 25 millones han muerto de enfermedades relacionadas con el SIDA – un lastre sobre todo para los países de ingresos bajos y medianos de África subsahariana y Asia. En 2014, hubo aproximadamente 2 millones de nuevas infecciones (de los cuales 220.000 fueron los niños), estos últimos viven en su mayoría en África y han sido infectados durante el embarazo, el parto o la lactancia materna a través de sus madres seropositivas al VIH.
En los últimos decenios sin embargo, los investigadores han aprendido mucho sobre el virus y la enfermedad; avances médicos históricos han sido realizados, y muchos países han aprobado leyes para proteger a las personas que viven con el VIH de la discriminación y garantizar el acceso a los tratamientos apropiados. En marzo de 2015, el objetivo de alcanzar a 15 millones de personas en tratamiento antirretroviral ha sido cumplido nueve meses antes de lo previsto, según un informe publicado por ONUSIDA en julio, un logro considerado imposible hace tan solo 15 años.
De hecho, la situación ha mejorado enormemente en los países de bajos y medianos ingresos también. En estos países Hoy en día 13,5 millones reciben terapia antirretroviral (ART) frente a las 400.000 en 2003 – aunque, a nivel mundial, el 59% de las personas que viven con el VIH todavía no tienen acceso al tratamiento.
Situación en Europa Occidental y América Central y del Norte
La situación en estos países no se puede comparar con la de África o Asia, sin embargo el VIH / SIDA sigue siendo un problema de salud pública en estos países, ya que en 2013 hubo aproximadamente 88.000 nuevas infecciones por el VIH y 27.000 muertes relacionadas con el SIDA, con una estimación de 2,3 millones de personas viviendo con el VIH. Aunque los modos de transmisión varían mucho según los países, las poblaciones más afectadas en esta región son los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres, los inmigrantes procedentes de África subsahariana, los afroamericanos y los usuarios de drogas inyectables – esta última categoría representa el 5% de todos los nuevos casos de infecciones en Europa Occidental durante la última década.
La cobertura del tratamiento antirretroviral es muy alta en esta región, sin embargo las personas pueden acceder y beneficiarse de los avances de la ART sólo si son conscientes de su situación y si tienen acceso a servicios de pruebas del VIH.
Contrariamente a lo que se había previsto a mediados de la década de 1990, la disponibilidad de ART no condujo a más detección del VIH, y peor aún, las tasas de diagnósticos tardíos están en estancamiento, o incluso crecientes. La región Europea en particular deberá intensificar sus actividades de prevención y tratamiento para alcanzar el objetivo 90-90-90 en el 2020, es decir conseguir que el 90% de las personas que viven con el VIH conozcan su estado serológico, que el 90% de las personas seropositivas tengan acceso al tratamiento, y que el 90 % que tengan acceso al tratamiento logren una carga viral indetectable.
Los retos para el futuro
En los últimos años, las organizaciones internacionales como ONUSIDA y sus partners se han comprometido a poner fin a la epidemia de VIH en 2030, a través de una serie de objetivos e indicadores que permitan medir el progreso. Según ONUSIDA, "tenemos hoy la ciencia y las herramientas para acelerar nuestra respuesta hacia el final de la epidemia del SIDA, mientras que seguimos luchando por la igualdad para todos, la protección de los derechos humanos y la discriminación cero".
Como Michel Sidibé, director de ONUSIDA, declaró en un comunicado de prensa en 2013: " El VIH nos ha enseñado que la salud y los derechos humanos están estrechamente vinculados, que tenemos que proteger y respetar estos últimos, y que debemos ser lo suficientemente valientes para hacer frente a las injusticias de la sociedad (…). Para lograr nuestra visión de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminaciones y cero muertes relacionadas con el sida, tendremos que echar mano de los derechos humanos. Todos contamos con la misma dignidad y el mismo valor, y todos merecemos tener derecho a la salud y a la vida."