Es esencial aplicar un modelo de intervención psicosocial adaptado a la realidad de las trabajadoras sexuales trans
IEn un nuevo artículo, disponible íntegramente aquí (sólo en español), la autora destaca la necesidad de examinar las interacciones que pueden producirse cuando las trabajadoras sexuales trans utilizan una combinación de tratamientos farmacológicos y sustancias psicoactivas. El artículo también subraya la importancia y el valor de implementar un modelo de intervención psicosocial adaptado a las realidades de estas personas, basado en un análisis interseccional.
Autora
Mercè Meroño Salvador. Licenciada en Psicología, Máster en Salud Pública. Coordinadora de programas dirigidos a trabajadoras sexuales con perspectiva de derechos y reducción de daños. Presidenta de la Fundació Àmbit Prevenció, Barcelona (Cataluña)
La Fundació Àmbit Prevenció trabaja con personas en riesgo de exclusión social desde 1993, para dar una respuesta ajustada a sus necesidades de salud a través de un enfoque integral e interdisciplinario y del apoyo al empoderamiento y la emancipación. Todo ello se lleva a cabo desde una perspectiva interseccional y transfeminista, basada en la lucha contra las violencias machistas y la desigualdad, con el objetivo de construir una mayor justicia social.
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A lo largo de su historia, los proyectos de la Fundación se han basado en la reducción de riesgos y daños para las trabajadoras sexuales, las personas que consumen sustancias psicoactivas y las personas con VIH. Estos proyectos se basan principalmente en servicios de atención y programas outreach, siempre basados en la creación y el cuidado del vínculo y de la cercanía con el entorno en el que viven estas personas, lo que resulta esencial para una detección ajustada de sus necesidades y atención a sus demandas.
Ofrecer un cuidado profesional de calidad
En este marco de intervención, se destaca la necesidad de plantear nuevos retos en cuanto a la intervención profesional. En este sentido, los escasos datos y conocimientos basados en experiencias similares confirman las carencias observadas, especialmente en el ámbito abordado en este artículo: mujeres trans ejercen trabajo sexual y, a su vez, están en terapia de sustitución hormonal, consumen sustancias psicoactivas (prescritas o no / legales o ilegales), estimulantes eréctiles y antirretrovirales.
Se subraya la importancia, para ofrecer una atención profesional de mayor calidad, conocer todo aquello que tiene que ver con las interacciones que pueden producirse entre los distintos tratamientos farmacológicos y las sustancias psicoactivas utilizadas, bajo un enfoque de reducción de daños.
En el trabajo de aproximación, se hace aún más evidente la dificultad del estudio y abordaje de estas interacciones. No sólo hay que entender las pautas, vías de administración y frecuencia de uso, sino que también tener en cuenta los aspectos sociales de la persona, como sus hábitos, conductas y emotividad y en qué contextos se llevan a cabo.
Trabajadoras sexuales trans: precariedad y estigma
En el marco de la labor de aproximación y primera detección de la Fundación, han observado un aumento del número de mujeres trans trabajadoras sexuales en tratamiento farmacológico, consumidoras de sustancias psicoactivas y en situación de precariedad agravada por el impacto del COVID-19 y la crisis socioeconómica. Además, estas mujeres han diversificado las sustancias que consumen – incluyendo metanfetamina, cocaína, «poppers» y GHB – y pueden tener una relación de automedicación respecto a la terapia de sustitución hormonal. Todos estos factores hacen más complejas las intervenciones basadas en la reducción de daños, exigiendo una reflexión indispensable en lo que respecta a las pautas psicosociales.
En el artículo se destaca que estas mujeres se enfrentan a situaciones particulares, a menudo relacionadas con la estigmatización de su estilo de vida, lo que las hace más proclives a ocultar sus hábitos de consumo de sustancias, sobre todo en los entornos asistenciales convencionales.
Ante esta realidad, la metodología de toma de contacto juega un papel esencial para establecer un vínculo lo suficientemente fuerte como para responder a sus necesidades.
Un cuidado basado en la perspectiva de género
Los servicios de detección primaria son esenciales, ya que permiten una derivación eficaz a los servicios especializados, al tiempo que establecen un trabajo de proximidad basado en un enfoque Interseccional y de género específico en materia de salud y reducción de daños.
En conclusión del artículo se constata y prioriza la necesidad de avanzar hacia un modelo de toma de decisiones compartida en el que todas las partes tengan acceso a la información sobre las sustancias de uso y abuso, los tratamientos prescritos y las distintas patologías físicas y mentales. Las investigaciones deben tener en cuenta todos estos aspectos si persiguen contribuir a una estrategia de atención y cuidado basada en evidencias y orientada a las necesidades específicas de este colectivo.
Por último, Se insiste en la importancia de abandonar los abordajes reduccionistas centrados exclusivamente en la farmacología. Es indispensable un análisis interseccional i individualizado que permita reducir las desigualdades, que mejore el cuidado y el acceso a la salud desde una perspectiva de reducción de riesgos y daños.