Informe INCB – Aspectos más destacados en cada región: Asia

La heroína sigue siendo uno de los principales motivos de preocupación en Asia oriental y sudoriental: los gobiernos amplian los servicios de tratamiento y las estrategias de reducción de la demanda – Abuso de preparados farmacéuticos en Asia meridional, los gobiernos adoptan medidas colectivas – En Asia occidental, el cultivo ilícito de adormidera amenaza la seguridad.

Fuente: Servicio de Información de las Naciones Unidas (SINU) y JIFE – Dianova International es una ONG acreditada por la Oficina de las Naciones Unidas a Viena

Asia oriental y sudoriental

La heroína sigue siendo un motivo de preocupación

El aumento de la demanda de heroína y estimulantes de tipo anfetamínico en Asia oriental y sudoriental ha llevado a los gobiernos a ampliar los servicios de tratamiento y elaborar estrategias de reducción de la demanda, si bien los esfuerzos siguen centrándose en proporcionar recursos para combatir el tráfico de drogas y la fabricación ilícita de drogas.

Asia meridional

Uso indebido de preparados farmacéuticos

Asia meridional se ve afectada por el grave problema, cada vez mayor, del uso indebido de drogas, incluidos los preparados farmacéuticos que contienen estupefacientes y sustancias sicotrópicas. Por ejemplo, el uso indebido de preparados de codeína y comprimidos de “yaba” que contienen metanfetamina ha alcanzado un nivel elevado y está aumentando rápidamente en Bangladesh; en Bhután se observa un aumento del uso indebido de drogas en los jóvenes; en la India, el uso indebido de medicamentos de venta con receta se está incrementando; en Maldivas, el primer estudio nacional sobre uso indebido de drogas puso de manifiesto un grave problema en ese sentido, y en Nepal, el número registrado de consumidores de drogas se está acrecentando rápidamente.

Los gobiernos adoptan medidas colectivas

Los gobiernos de Asia meridional siguen respondiendo con firmeza a la amenaza del narcotráfico y el uso indebido de drogas en la región, por ejemplo mediante una serie de arreglos de cooperación dentro y fuera de la región. Esa cooperación consiste en el intercambio de información entre los organismos encargados de hacer cumplir la ley, la capacitación y asistencia técnica, la cooperación en actividades de prevención y tratamiento de la drogodependencia y la capacitación de los profesionales que dispensan tratamiento, así como otras actividades encaminadas a reducir la demanda de drogas. Las drogas entran en los mercados ilícitos de Asia meridional por diversas vías, entre ellas la desviación de la industria farmacéutica de la India, el cultivo o la fabricación ilícitos dentro de la región y el contrabando procedente de otros países, como el Afganistán (a través del Pakistán) y Myanmar. Además de sus planes vigentes destinados a mejorar la seguridad fronteriza, como se menciona en el informe anual de la JIFE correspondiente a 2012, el Gobierno de la India ha decidido construir nos 1.400 kilómetros de carreteras estratégicas a lo largo de su frontera con Nepal. En respuesta a los problemas relacionados con el tráfico de fensedil (jarabe antitusivo con codeína) y su uso indebido, el estado indio de Bihar, que se encuentra cerca de la frontera de la India con Bangladesh, ha impuesto limitaciones a la venta de fensedil en su territorio.

El acceso a las sustancias sujetas a fiscalización internacional con fines terapéuticos (en particular los analgésicos opiáceos) en la región es limitado y el consumo de medicamentos per cápita está muy por debajo del promedio mundial.

Asia occidental

El cultivo ilícito de adormidera amenaza la seguridad

El cultivo de adormidera y la producción de opio, que en 2013 alcanzaron máximos históricos, amenazan la frágil situación de la seguridad en el Afganistán y los países vecinos, coincidiendo con el comienzo de la retirada de las fuerzas internacionales de seguridad, según lo previsto. Las campañas de erradicación y la capacidad del Afganistán para ofrecer opciones de desarrollo alternativo a los cultivadores no han mejorado. Esa situación y la lacra de la corrupción, cada vez más extendida en los países de Asia occidental, exigen mucho más que simples declaraciones de cooperación internacional para que las condiciones de vida de la población de la región puedan experimentar una mejora apreciable y cualitativa.