«¡Ayúdenme, estoy ENFERMO!»

Opinión y testimonio, por Pierre Bremond. La drogadicción es una enfermedad del cerebro. En cualquier caso, es lo que profesan los partidarios del "modelo de enfermedad", para quien la adicción se caracteriza por un deterioro en el funcionamiento y la estructura del cerebro. Según este modelo, algunas personas no sólo son propensas a convertirse en drogodependientes, pero además cada vez que consuman la droga (o el alcohol), se producen cambios químicos sutiles que refuerzan la dependencia hasta instalar la enfermedad. ¿Qué solución entonces tienen? Ninguna, porque la adicción a las drogas u alcohol "es una enfermedad irreversible y progresiva que no se puede curar".

Quizás, estoy exagerando un poco. Soluciones hay, aunque no son del gusto de todos. Según el modelo de la enfermedad, la única manera de mantener la adicción bajo control es la abstinencia. Y para lograr esta abstinencia, y sobre todo mantenerla, el modelo da prioridad al uso de grupos de discusión y apoyo como los Alcohólicos, Narcóticos y otros dependientes Anónimos (AA, NA , etc.).

¿Tal vez, ya conocéis? Son grupos de apoyo que son muy comunes en los Estados Unidos (y mucho menos en Europa), y cuyos participantes comienzan todas sus frases con: " Hola, mi nombre es Juan y soy alcohólico". Otra versión: Soy dependiente de la heroína, o bien enganchado al sexo, a los juegos de azar, etc. Nunca, pero nunca, dicen que son ex alcohólicos o antiguos cocainómanos, aunque a veces  hace más de treinta años que no han bebido ni una gota de alcohol o esnifado ni un microgramo de polvo blanco. Porque, según ellos, la adicción está todavía presente (1). Solo que está bien escondida. Inactiva, latente, pero está ahí. Preparada para saltarte encima si fallas solo una vez.

Bueno, creo que es evidente, hay algo que me molesta profundamente en el modelo de adicción = enfermedad. En mi opinión es una manera de quitarle responsabilidad a los drogodependientes. "No tienen la culpa, están enfermos". Por supuesto, los argumentos a favor del modelo no faltan. Se puede, por ejemplo, destacar que el hecho de considerar la adicción como una enfermedad reconocida, permite ayudar mejor a los adictos, especialmente en los países que no son conocidos por su modelo social generoso. Vale. Es un argumento. Sin embargo es un argumento político, no tiene mucho que ver con la ciencia.

Para hablar un poco de mí, creo que durante mi juventud desperdiciada, he debido de beber quizás, no el equivalente de una piscina olímpica, pero casi. Digamos, la pequeña piscina de mi barrio. En cuanto a las rayas de heroína, se podría ir de París a Madrid en AVE, ida y vuelta. En resumen, he sido un verdadero drogodependiente. Sin embargo, en la actualidad, mi vida no transcurre caminando sobre cáscaras de huevo por temor a que "el microbio" de la adicción se despierte. Me bebo una o dos copas de vino, una o dos veces a la semana, y a veces me digo que podría incluso fumar un porro de nuevo sin ningún problema, excepto que no me da la gana. Mi adicción, luché contra ella, y gané, realmente gané, y me enorgullece. Lo hice con la ayuda de una asociación, y la de las personas que trabajan en ella, pero también a través de una toma de conciencia, un sentido de responsabilidad, el deseo de hacer algo con mi vida.

En mi opinión, si el modelo de la enfermedad estuviera realmente favorecido, cambiaría fundamentalmente la manera en que pensamos, entendemos y tratamos la adicción. Decir que la adicción es una enfermedad es, a mi manera de ver, no sólo inadecuado, sino también perjudicial. Es perjudicial porque significa remplazar un estigma por otro. Después de todo, la gente rara vez se jacta de tener una "enfermedad progresiva e irreversible". No hay ningún motivo de sentirse orgulloso por ser un enfermo. Por otra parte, rara vez el sentido de la responsabilidad y la toma de conciencia han sido de gran ayuda para hacer frente a la mayoría de las (verdaderas) enfermedades. Aunque la "voluntad de luchar" sea un valor muy apreciado en nuestra cultura occidental, se ha demostrado que tiene poco impacto en la evolución de enfermedades como el cáncer. Al contrario, el deseo de luchar y el sentido de responsabilidad son armas esenciales en nuestra lucha personal contra la adicción.

De todas las personas que conozco y que me rodean profesionalmente, muchos son ex drogodependientes, ex adictos. Todos muestran un gran sentido de la responsabilidad en su trabajo y, sin duda, en cómo conducen sus vidas. Estoy casi seguro que a ninguno de ellos se les ocurriría presentarse todavía como alcohólicos, heroinómanos o cocainómanos. Al igual que yo, no están en remisión, tampoco han sanado porque nunca han estado enfermos. Simplemente son libres.

Pierre Bremond

Responsable de Desarrollo web por Dianova


(1) Mi intención no es de denigrar los Alcohólicos o Narcóticos Anónimos. Han ayudado y siguen ayudando a millones de personas en el mundo, literalmente. Pero no es un modelo que conviene a todos.