Luchar contra la corrupción para preservar el vínculo social

Opinión, por Montse Rafel – "¡La corrupción carece de escrúpulos, no tiene sentimientos ni nivel cultural, ni sexo ni patria ni fronteras y afecta a todos!"

El tema de la corrupción no es nada nuevo. Sin embargo, en estos tiempos de crisis económica y desgaste democrático, la corrupción contribuye a alimentar la desconfianza de la gente en sus líderes. Según la ONG Transparency International la corrupción es una "amenaza global" que sigue afectando a todos los países del mundo. La ONG publica un índice anual de percepción de la corrupción – basado en las opiniones de expertos de una docena de instituciones diferentes – sobre una escala de 0 (corrupción total) a 100 (libre de corrupción). La versión 2013 del índice muestra que de los 177 países y territorios analizados ninguno está libre de corrupción y que dos tercios de los países tienen una resultado inferior a 50. En cuanto a la distribución de la corrupción, el índice muestra que los países percibidos como más corruptos se sitúan en su mayoría en África, Asia y América Latina, aunque los países económicamente más avanzados están muy lejos de poder ser erigidos como modelos.

Sin embargo, lo que el índice no muestra, es que para que haya corruptos, también hace falta que haya corruptores. En este sentido, como señaló el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, son precisamente los proprios países de Europa y los Estados Unidos los mayores exportadores de corrupción, a través de las multinacionales. El pago de sobornos a funcionarios extranjeros a cambio de contratos son prácticas corrientes y banales – hasta el punto de que más del 80% de los directivos de estas empresas son totalmente inconscientes de que estas prácticas están legalmente prohibidas, según una encuesta realizada en 2008.

La corrupción es un intercambio clandestino oculto que transgredía las normas públicas y éticas (y por supuesto legales) para satisfacer intereses privados o corporativistas en detrimento del interés general. El gran peligro asociado a este aumento de la corrupción, o de la percepción de la misma, es que contribuye a romper los vínculos sociales, y a descalificar a los políticos – "Todos iguales, todos corruptos" – y por lo tanto a promover los populismos.

"La Política" … En la boca de algunos, esto suena como una palabrota. Sin embargo, como recordaremos la política es lo mejor que los hombres han inventado para evitar los conflictos perpetuos. La política es el arte del compromiso, de lo posible y la gran mayoría de las mujeres y hombres políticos son personas honestas y honorables, dedicadas al bien público. Desgraciadamente, para todos aquellos que luchan para conseguir pagar su alquiler mensual, estos escándalos de corrupción que aparecen a lo largo de los boletines de información, son verdaderamente insoportables.

En toda acción política sincera y comprometida, cualquiera que sea su tendencia, la lucha contra la corrupción debería ser una prioridad absoluta. Es hora de poner fin a los artificios legales que aseguran la impunidad de los corruptos. Es el momento de demostrar una genuina voluntad política para eliminar estas prácticas cuestionables a nivel nacional y transfronterizo.

Nos incumbe también innovar para promover nuevos estándares de transparencia y ética, a través de la enseñanza de la ciudadanía: la educación cívica debe ser de nuevo incluida en los programas escolares, explicando la corrupción y su impacto en la sociedad en su conjunto. Otro ejemplo, por qué no seguir la actuación de algunos países, en donde una parte de los fondos decomisados por tráfico de drogas se destinan a intensificar las actuaciones de prevención, investigación, persecución y represión de estos delitos, prevención de drogodependencias, asistencia e inserción social y laboral de drogodependientes y cooperación internacional en la materia. Parte del dinero recaudado en la lucha contra la corrupción, se podría así destinar a organizaciones sin fines de lucro, o bien a la salud, a la investigación…

En su etimología, la palabra corrupción significa dañar, destruir, alterar por putrefacción. Es exactamente eso: porque esta destruyendo la confianza, la corrupción contribuye a dañar los vínculos sociales a todos los niveles. En un momento en que muchas organizaciones del tercer sector y otras organizaciones sin fines de lucro ven su existencia amenazada por los recortes presupuestarios, lanzamos un llamamiento a los líderes para que ayuden a mantener un tejido asociativo vivo y dinámico. Cuando la corrupción no hace otra cosa que dañar el vínculo social, las asociaciones y el tercer sector en general contribuyen a fortalecerlo a través de un compromiso cada vez más necesario en estos tiempos tan inciertos. 

El vínculo social contribuye a la cohesión de nuestras sociedades. Es urgente preservarlo.