A Con motivo del Día Mundial de la Salud , la directora de Dianova International recuerda que es esencial combinar los enfoques médicos y psicosociales para un abordaje verdaderamente integral de las adicciones.
Editorial, por Montse Rafel – La sesión anual de la Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas (Commission on Narcotic Drugs – CND) hizo hincapié en la necesidad de adoptar un enfoque global de salud pública hacia las drogas, teniendo en cuenta las consecuencias negativas que pueden resultar de ciertas políticas de lucha contra las drogas que sólo criminalizan a los usuarios.
Si realmente queremos promover un abordaje global de las adicciones, se debería empezar por sustituir la palabra "drogas" por la de "conductas adictivas " o de "adicciones". Las sustancias ilícitas están lejos de ser el único problema. Todos los profesionales de las adicciones son unánimes en esto: cualquiera que sea su objeto (el alcohol, los juegos de azar, la droga, etc. ), todas las conductas adictivas pueden llevar a consecuencias sociales y sanitarias graves para sus autores como para su entorno (aislamiento, precariedad laboral, pérdida de ingresos, desinserción social, suicidios, etc.).
Estas consecuencias requieren un abordaje global de la cuestión de las adicciones, a través de respuestas coherentes y proporcionadas, teniendo en cuenta los umbrales a partir de los cuales una conducta dada x o y es considerada de riesgo, luego dañina y finalmente adictiva. Es ya una tarea bastante difícil.
Un segundo obstaculo que debe evitarse cuidadosamente es el de una medicalización excesiva de los comportamientos. Si bien la investigación en neurobiología ha permitido realizar notables avances en nuestra comprensión del fenómeno, ha llegado también a una considerable medicalización en el campo de las adicciones por razones más políticas que científicas.
Sin entrar en el debate, nos gustaría recordar que esta medicalización de las adicciones implica favorecer a los factores explicativos individuales, en detrimento de los factores contextuales, y por lo tanto, en detrimento de la comprensión que las personas tienen de sus acciones y de las razones que los hacen actuar. En definitiva, son precisamente los aspectos que necesitamos integrar plenamente para alcanzar un enfoque realmente integral de las adicciones.
Vivimos en una sociedad muy "adictogena", en el que cada individuo tiene una autonomía incomparable, mientras que está constantemente bajo presión. Los valores de las sociedades modernas son particularmente exigentes: cada uno tiene que tomar las riendas de su vida su vida en sus manos, debe tener éxito en su vida profesional, en su vida de pareja, debe dar lo mejor a sus hijos y, además, cada uno debe saber cómo divertirse, ser hermoso y sobre todo, feliz! Como cada vez urge más la eficacia, el individuo puede encontrar en las drogas o las conductas adictivas un vigoroso refuerzo para satisfacer estas exigencias o bien para gestionar el estrés que esta búsqueda genera.
Finalmente, para evitar el encadenamiento o para romper las cadenas de la adicción es esencial mantener o ganar un cierto auto-control, un sentido de la responsabilidad y la capacidad de tomar sus propias decisiones. Todos estos elementos son incompatibles con un enfoque puramente médico.
Por estas razones, hacemos un llamamiento para un enfoque verdaderamente integral de las adicciones, es decir capaz de combinar el enfoque biomédico y sus indiscutibles avances, con la dimensión psicosocial, contextual e incluso cultural del fenómeno. De esta forma seremos capaces de comprender mejor la naturaleza de las adicciones y por lo tanto podremos prevenirlas y tratarlas con la mayor eficacia posible.