La guerra contra los fumadores está declarada

Día Mundial Sin Tabaco: Dejar de fumar es bueno, estigmatizar a los fumadores no lo es. Opinión

Man smoking

Durante el siglo 20 el consumo de tabaco mató a unas 100 millones de personas – más de las dos guerras mundiales juntas. La mayoría de estos fumadores no tenían ninguna idea de las consecuencias del consumo de tabaco ya que los efectos dañinos del tabaco fueron expuestos hace sólo 50 años. Hoy en día, la información sobre la letalidad de tabaco es generalizada, pero todavía uno de cada cinco adultos en todo el mundo siguen fumando …

Se está librando una guerra contra el tabaco desde hace varias décadas en los países desarrollados y las tasas de tabaquismo en las Américas, y en menor medida en Europa y en otras regiones (con la notable excepción de China), han comenzado a disminuir considerablemente. Este logro importante es el resultado de una serie de medidas contra el tabaco implementadas en prácticamente todos los países desarrollados – incluyendo legislaciones «libre de humo» en las zonas públicas interiores, los aumentos de tasas o la prohibición a la publicidad del tabaco. En todas partes, esas medidas han entrado en vigor con un apoyo casi universal – a diferencia de otras campañas orientadas a la salud que se convirtieron en debates nacionales sobre la libertad y los derechos individuales.

La falta de resistencia a estas políticas refleja una mayor conciencia de los riesgos asociados al hábito de fumar para la salud, pero también es un signo de la estigmatización que hoy en día está rodeando a los productos del tabaco y las personas que aún los utilizan. En algunos países, el sentimiento anti-tabaco  y anti-fumadores se ha convertido en algo totalmente ridículo: en el Reino Unido una reciente campaña contra el tabaquismo, financiada por el estado decía: «Si fumas, apestas» – en Italia, de acuerdo con una campaña por el Ministerio de salud, «Chi fuma é scemo» (los que fuman son idiotas).

¿Sería posible imaginar una campaña pública con el lema ‘si estás gorda, eres fea’? Dicha campaña sería considerada como como insensible y grosero! Sin embargo, en muchos lugares se ha vuelto  aceptable denigrar a los fumadores y marcarles con miradas que estigmatizan. No sólo es moralmente incorrecto, sino que también interfiere en el objetivo de las autoridades sanitarias.

Las políticas de control del tabaco han jugado un papel esencial en la reducción de las tasas de tabaquismo, sino que también han contribuido en una mayor estigmatización de los fumadores, obligándoles a agruparse fuera de los edificios públicos, restaurantes y bares. En muchos países, la gente tiende a dar a los fumadores un gran rodeo y les miran con una mezcla de lástima y repulsión. Consideremos por un momento la situación de los adictos a la nicotina. A pesar de que utilizan un producto que, por el momento, sigue siendo legal, el nivel de oprobio dirigido hacia ellos es asombroso. ¡Son rechazados y burlados, acusados de matarse y peor aún, de matarnos a nosotros también!

Las autoridades de salud saben que el estigma puede matar: lo han estado combatiendo en otros casos durante décadas, desde la depresión hasta el SIDA. En muchos países, la estigmatización sigue representando una carga psicológica y social adicional en las personas que viven con el VIH o el SIDA y también alimenta la propagación de la epidemia. Sin embargo, en el caso de las políticas de control del tabaco, se les ha dado muy poca consideración a las consecuencias de la estigmatización.

A los fumadores se les da una elección difícil: dejar de fumar o morir. Sean o no víctimas de un estigma social, es irrelevante. Pronto lograremos una sociedad libre de humo y será la felicidad para todos. Pero donde paramos? Vamos también a pasar leyes contra el tabaquismo en los hogares? Contra el hecho de freír alimentos en el interior (lo que también produce agentes cancerígenos en el aire)? Vamos a prohibir comer alimentos “malos para la salud”? ¿Prohibir comer demasiado? Perseguir a los que tienen exceso de peso? A los que hacen poco ejercicio físico? Y qué decir de los gases de escape de los vehículos de motor? Esa es la pregunta.

Pierre B.