Buenas prácticas – Junto con sus socios, Dianova participa en un proyecto destinado a contribuir al desarrollo de las comunidades rurales vulnerables del país
Comarca Valle de la Laguna 1 and 2, Granada, Nicaragua
Por Sheyla Romero M. – Desde su fundación Dianova Nicaragua ha implementado programas en diversas zonas del país, coordinando y ejecutando proyectos enfocados en el desarrollo integral de poblaciones vulnerable, mayormente en zonas rurales de Nicaragua, en las cuales las oportunidades están muy limitadas.
En las caracterizaciones realizadas por el Instituto Nacional de Información de Desarrollo (INIDE) se destaca la prevalencia de la alta tasa de pobreza en este espacio poblacional. Niñas, niños y adolescentes históricamente han sido y siguen siendo el grupo más vulnerable, con problemas de salud tales como: desnutrición, anemia, problemas dermatológicos y problemas parasitarios, entre otros. Además, están expuestos a desafíos sociales y personales críticos, siendo esto notable en las altas tasas de embarazos adolescentes.
En el 2013 el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés) notificó que Nicaragua era el país en América Latina con mayores tasas de embarazos en adolescentes; destacando que 28 % de las niñas y adolescentes dieron a luz antes de cumplir los 18 años. Además, estudios recientes de la localidad indican que la situación sigue siendo preocupante ya que cada 3 de cada 10 niñas y adolescentes tienen su primer embarazo antes de los 18 años.
Esto es más alarmante cuando estudios revelan que solo un 50 % de sus propias madres y padres les da apoyo emocional y/o financiero. Cabe mencionar que la pandemia COVID 19 generó mayor problemática a nivel comunitario agudizando los problemas existentes.
Para promover el desarrollo de estas comunidades, Dianova está desarrollando el proyecto «Salud y Bienestar Comunal» en colaboración con la Asociación Nicaragüense de Mujeres Luisa Amanda Espinoza (AMNLAE) de Granada. Una veintena de personas – hombres y mujeres, adolescentes y adultos – se benefician del proyecto, que consiste en un acompañamiento individual y grupal a través de una treintena de talleres. Dirigidos por especialistas, estos talleres no sólo pretenden ayudar a los participantes a gestionar mejor sus emociones y mejorar su bienestar, sino también a adquirir conocimientos esenciales sobre sexualidad, derechos sexuales y reproductivos, infecciones de transmisión sexual y métodos anticonceptivos.
El proyecto pretende promover no solo el pensamiento crítico, sino también el respeto y el sentido de pertenencia a la comunidad local mediante el desarrollo de habilidades para gestionar mejor e incluso restablecer la salud física, mental y emocional de sus miembros. Iniciativas como estas pretenden promover el bienestar y la salud integral e incidir en el desarrollo humano a todos los niveles, contribuyendo así a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 3 (Salud y bienestar) y 5 (Igualdad de género).
Los beneficiarios están construyendo aprendizajes muy valiosos: aprenden a reconocer y canalizar sus propias emociones y sentimientos y a identificar la diferencia entre ambos conceptos. También mejoran sus relaciones interpersonales a través de una comunicación más asertiva, teniendo en cuenta las emociones, sentimientos y estados de ánimo de sus pares, contribuyendo así al manejo positivo de estos en su entorno.
Los participantes también aprenden a reconocer temas de esencial valor como los derechos humanos y los derechos sexuales y reproductivos a través del análisis de casos prácticos aplicables a la vida cotidiana en sus propias comunidades. Por último, los talleres les permiten reconocer la realidad de sus propios derechos – de acuerdo con las políticas nacionales y la normativa internacional – independientemente de su origen étnico, color de piel, creencias o situación económica.
Sin duda, incidir y hacer un cambio real en las comunidades seguirá siendo un reto por el cual siempre valdrá la pena trabajar.