Mejorar el acceso y la calidad de los servicios de tratamiento: Un paso fundamental para abordar los trastornos por consumo de sustancias y los problemas de salud mental asociados
Por Marta Santos – En el primer semestre de 2024, durante los meses de marzo y mayo, el Grupo Pompidou celebró otra de sus sesiones temáticas de formación, este año centrada en la mejora del acceso y la calidad de los servicios de tratamiento para las personas con trastornos por consumo de sustancias y problemas de salud mental asociados. En el primer módulo, se trataron aspectos teóricos y prácticos, explorando diversos enfoques, formatos y modalidades de tratamiento; mientras que, en el segundo módulo, se centró en estrategias no sólo para mejorar la continuidad e integración de los servicios y su gestión en circunstancias económicas complejas, sino también para combatir el estigma y la discriminación en el acceso.
El trastorno por consumo de sustancias es una crisis de salud pública mundial. Esta afección suele conllevar comorbilidades de salud mental. La combinación de estos dos problemas no sólo tiene un impacto nocivo en las personas, física y emocionalmente, sino que también ejerce presión sobre los sistemas sanitarios, las familias y las comunidades, planteando un reto complejo que exige una respuesta integral.
Acceso al tratamiento: Una barrera persistente
Aunque la necesidad de tratamiento está ampliamente reconocida, estos servicios siguen siendo de difícil acceso para una gran parte de la población. Varias barreras impiden que muchas personas reciban la atención necesaria, entre ellas:
- La falta de instalaciones sanitarias adecuadas: las instalaciones sanitarias públicas son insuficientes para hacer frente a las crecientes necesidades de tratamiento. La falta de equipos profesionales formados, de centros de rehabilitación/comunitarios y de apoyo comunitario afecta a la capacidad de respuesta.
- Estigma asociado a la búsqueda de tratamiento – el estigma que rodea a los trastornos por consumo de sustancias y los problemas de salud mental desempeña un papel crucial a la hora de retrasar el acceso al tratamiento. Muchas personas temen ser juzgadas o discriminadas, lo que les impide buscar ayuda.
- Desigualdades socioeconómicas: los servicios de salud mental y de tratamiento por consumo de sustancias siguen estando infrafinanciados y distribuidos de forma desigual, sobre todo en las zonas rurales y las comunidades marginadas.
- Falta de información y concienciación – la gente no tiene un conocimiento adecuado de las opciones de tratamiento disponibles ni de su estado de salud. La falta de información puede llevar a retrasar la búsqueda de ayuda.
Calidad del servicio: La necesidad de mejorar
No basta con mejorar el acceso al tratamiento. La calidad de los servicios prestados también es crucial para garantizar una recuperación eficaz y sostenible de quienes padecen trastornos por consumo de sustancias. La complejidad de estos trastornos requiere enfoques multidimensionales, como por ejemplo:
- Aplicación de prácticas basadas en la evidencia: Métodos terapéuticos como la terapia cognitivo-conductual, la terapia de grupo y las intervenciones farmacológicas específicas han demostrado su eficacia y deberían integrarse en todos los programas de tratamiento. Estos enfoques se basan en datos científicos que demuestran su eficacia a largo plazo.
- Uso de nuevas tecnologías: Establecer un conocimiento de cómo pueden utilizarse las tecnologías de sensores vestibles para abordar el estrés y el craving relacionados con los factores de riesgo.
- Tratamiento integrado de las comorbilidades: los trastornos por consumo de sustancias suelen coexistir con problemas de salud mental. Por lo tanto, el tratamiento debe incluir un enfoque integrado que aborde tanto la dependencia de sustancias como los trastornos mentales asociados. Los programas de tratamiento que abordan ambos problemas simultáneamente tienen más posibilidades de éxito.
- Formación de los profesionales sanitarios: La calidad del tratamiento depende en gran medida de la formación y competencia de los profesionales implicados. Invertir en formación especializada para los profesionales sanitarios es esencial para mejorar los resultados. Esto incluye también la sensibilización de los profesionales para hacer frente al estigma y los prejuicios que pueden interferir en el tratamiento.
- Continuidad del tratamiento: el tratamiento es un proceso continuo que no termina con el alta del paciente. La calidad de los servicios de apoyo posteriores al tratamiento es esencial para prevenir las recaídas y promover la reintegración social de las personas.
- Colaboración intersectorial: La colaboración entre distintos sectores, como la sanidad, los servicios sociales, la comunidad y la justicia, puede crear una red de apoyo más completa. Trabajando juntos, estos sectores pueden ofrecer intervenciones más coordinadas e integradas.
- Participación de la comunidad y prevención: Para reducir la demanda de tratamiento, la prevención eficaz y la implicación de la comunidad son cruciales. Los programas de educación sobre los riesgos del consumo de sustancias y las intervenciones tempranas pueden ayudar a identificar y tratar los trastornos en sus primeras fases, evitando que se conviertan en afecciones más graves.
Pero mejorar el acceso y la calidad de los servicios de tratamiento no puede lograrse sólo a nivel individual o institucional. Requiere esfuerzos coordinados de las políticas públicas. Los gobiernos y los organismos reguladores desempeñan un papel fundamental en la creación de infraestructuras sanitarias que respondan a las necesidades de las poblaciones afectadas por trastornos por consumo de sustancias y problemas de salud mental asociados.