Los centros residenciales, un desafío ante el Covid-19

Con más de 1.700 millones de personas confinadas en sus casas, ¿cómo pueden hacer frente a la situación los centros residenciales?

Campaña Dianova Italia

Un periodo de cuarentena ha permitido garantizar que los centros de Dianova Italia están libres de contaminación: «Aquí el coronavirus no debe entrar, ayúdanos a mantenerlo fuera» – foto Dianova Italia, CC

Por el equipo editorialHasta el 27 de marzo, 536.617 personas en todo el mundo han sido infectadas con el Covid-19, 24.119 ya han muerto a causa de él y estas cifras aumentan cada día. La pandemia atribuida a este nuevo coronavirus está sembrando el caos a escala mundial y sus repercusiones a nivel social, económico, ambiental o simplemente de convivencia serán profundas, aunque todavía difíciles de determinar.

Las poblaciones más vulnerables se enfrentan a grandes desafíos para hacer frente a la pandemia, incluidas las personas que consumen drogas o alcohol. Según el Informe Mundial de la ONUDD de 2019, 35 millones de personas padecen trastornos por consumo de drogas ilícitas y sólo 1 de cada 7 recibe un tratamiento. En cuanto a la prevalencia de los trastornos por consumo de alcohol, se estima que afectan a alrededor del 1,4% de la población mundial.

Dependiendo de la gravedad de su condición y de su capacidad para acceder a los recursos sociales y sanitarios, un gran número de personas con trastornos por consumo de sustancias (tanto drogas como alcohol) entran y salen de los departamentos de emergencia o de los centros de tratamiento residencial o ambulatorio. Otros no tienen más remedio que vivir en las calles y pasar las noches en albergues para personas sin techo, y a veces en calabozos de comisarías o en prisión.

Aunque no son ellos que están en la primera línea de la epidemia, los centros de acogida residenciales o ambulatorios (centros de tratamiento de adicciones, comunidades terapéuticas, centros de acogida de menores, centros para personas sin hogar, etc.) se encuentran a menudo impotentes ante el Covid-19 debido a la vulnerabilidad específica de sus beneficiarios.

Vulnerabilidad específica de los pacientes

Las personas con trastornos por consumo de sustancias, así como las personas sin hogar, o bien altamente desocializados en general, tienen una serie de factores de riesgo para el Covid-19.

Estos factores incluyen: tener una enfermedad hepática, cardíaca o renal o bien vivir con el VIH/sida. Además, debido a su situación socioeconómica a menudo muy deteriorada, es más probable que descuiden su seguimiento médico, o incluso que no puedan costearlo.

En sus formas severas, el Covid-19 ataca principalmente a los pulmones, causando problemas respiratorios. Por eso el virus puede tener un impacto significativo en estas personas, especialmente en las que usan drogas de inhalación. Fumar tabaco, cannabis, opiáceos, cocaína crack o metanfetamina puede causar una disminución de la función pulmonar, aumentando el riesgo de infecciones respiratorias.

Muchos desafíos para los centros de atención

Todos los centros deben ahora adaptar su funcionamiento para preservar la salud de sus beneficiarios y sus equipos gracias a las medidas preventivas y de distanciamiento social recomendadas. Sin embargo, esto es más fácil de decir que de hacer: los equipos de los centros residenciales o ambulatorios, cualquiera que sea su actividad, están pasando actualmente por un período muy difícil.

Voluntario SPYM

Los equipos suelen estar agotados… Un voluntario de la asociación SPYM (miembro asociado de Dianova, India) frente a una camioneta que presta asistencia de emergencia a las personas sin hogar – foto: SPYM, CC

Lo que se puede o se debe poner en marcha

Antes de recibir a nuevos pacientes, es esencial vigilar su salud: se debe alentar a las personas con síntomas como fiebre, tos o dificultad para respirar a que se queden en casa. También se les debe preguntar acerca de los posibles viajes a zonas de especial riesgo.

En las salas de espera, si se dispone de ellas, colocar advertencias sobre la higiene (lavarse las manos, toser en la parte interna del codo, no reutilizar los pañuelos) y el distanciamiento social (por lo menos 1,5 metros entre cada persona); aislar a los pacientes enfermos y proporcionarles una mascarilla.

Reorganizar las actividades: En muchos modelos de atención, el apoyo social es una parte importante de la recuperación. El tratamiento de las adicciones en las comunidades terapéuticas, por ejemplo, se basa en la autoayuda, el apoyo entre compañeros y los grupos de conversación. Ante la epidemia, es esencial evitar reunir a demasiadas personas en una habitación para que puedan mantener la distancia. Todos deben adaptarse.

Pruebas para los pacientes antes de su admisión: algunos centros residenciales han logrado aislar a sus pacientes no contaminados después de mantener un período de cuarentena sin la aparición de ningún síntoma y exigiendo a su personal que tome medidas preventivas estrictas. Este es el caso de las cinco comunidades de Dianova Italia.

 

Vivimos tiempos difíciles, por lo que debemos apoyar el trabajo de estos otros profesionales de salud que también están haciendo un trabajo vital. Los terapeutas, trabajadores de calle, educadores, trabajadores sociales, psicólogos, médicos y todo el personal de apoyo se comprometen en todas partes a seguir ayudando a los más vulnerables, sean o no portadores del Covid-19. Hacen este trabajo en condiciones a menudo muy difíciles, con muy pocos recursos. ¡Un enorme agradecimiento a todos por su compromiso y por su humanidad!

Y mientras tanto, ¡protéjanse, protejan a los demás!