El Informe Mundial sobre las Drogas hace hincapié en la situación de las personas con trastornos de uso de sustancias y de los servicios de tratamiento

El Informe Mundial sobre las Drogas hace hincapié en la situación de las personas con trastornos de uso de sustancias y de los servicios de tratamiento – Fuente : Informe mundial sobre drogas 2023 UNODC/Naciones Unidas
Cada año, el Informe Mundial sobre las Drogas proporciona los datos más recientes acerca de las estimaciones y tendencias a nivel global y subregional en cuanto a la demanda y oferta de drogas. No obstante, su relevancia va más allá de la mera recopilación de datos, ya que también engloba conclusiones e implicaciones políticas, análisis exhaustivos de los principales sucesos y tendencias en desarrollo, así como temas de actualidad vinculados al ámbito de las drogas.
Informe mundial sobre drogas 2023
Dianova ha decidido poner el foco sobre algunos de los aspectos destacados en el informe 2023 que se vinculan directamente con la situación de las personas en tratamiento por trastornos de uso de drogas y la prestación de servicios de tratamiento, con el fin de tener una visión más amplia de la realidad en este ámbito. A continuación encontrará textos que proceden directamente del informe (traducido del inglés)
Panorama de las drogas, los trastornos por uso de drogas y el tratamiento
El consumo de drogas sigue siendo elevado en todo el mundo. En 2021, 1 de cada 17 personas de entre 15 y 64 años en el mundo había consumido alguna droga en los últimos 12 meses (lo que representa el 5,8% de la población mundial de entre 15 y 64 años). El número estimado de consumidores aumentó un 23% de 2011 a 2021, en parte debido al crecimiento de la población. Se estima que 39,5 millones de personas en todo el mundo sufrían trastornos por consumo de drogas en 2021, lo que supone un aumento con respecto a años anteriores. Solo 1 de cada 5 personas con trastornos por consumo de drogas recibía un tratamiento.

Personas que consumen drogas, 2021 – Mujeres entre los consumidores de drogas 2021 – Fuente : Informe mundial sobre drogas 2023 UNODC/Naciones Unidas – (adaptado de la versión original en inglés)
Las distintas drogas suponen cargas diferentes para la salud y los sistemas sanitarios. La mayoría de los trastornos por consumo de drogas están relacionados con el cannabis y los opioides, que son también las drogas que llevan a la mayoría de las personas a buscar tratamiento. Además, los opioides, siguen siendo las drogas más letales. Existen claras diferencias regionales en cuanto a la droga principal declarada por las personas que inician un tratamiento: en la mayor parte de Europa y en la mayor parte de las subregiones de Asia, son los opioides la droga principal más frecuente de las personas que inician un tratamiento. En América Latina es la cocaína, en algunas partes de África es el cannabis y en Asia oriental y sudoriental es la metanfetamina.
El consumo de drogas también es especialmente perjudicial para los jóvenes. En algunas regiones, los jóvenes se ven más gravemente afectados por el trastorno por consumo de sustancias. De hecho, en Sudamérica, más de la mitad de las personas en tratamiento por consumo de drogas tienen menos de 25 años. En África, el 70% tiene menos de 35 años.
Desigualdades, disparidades, salud pública y derechos humanos
La desigualdad y las disparidades sociales y económicas siguen impulsando y siendo impulsadas por el fenómeno de las drogas, amenazando la salud pública y los derechos humanos. Centrándose en el ámbito del tratamiento, el informe de Naciones Unidas arroja luz sobre lo siguiente:
La demanda de tratamiento de los trastornos relacionados con las drogas sigue en gran medida insatisfecha y persisten las disparidades en el acceso. El COVID causa retrocesos en la prestación de servicios
Se calcula que 39,5 millones de personas en todo el mundo sufrían trastornos relacionados con el consumo de drogas en 2021, pero sólo una de cada cinco personas con trastornos relacionados con el consumo de drogas recibía tratamiento, con grandes disparidades entre regiones y en el tipo y la calidad del tratamiento recibido. No todas las formas de tratamiento respetan los derechos humanos ni están basadas en pruebas.

Mujeres en tratamiento, 2021 – Menores de 25 años en tratamiento, 2021 – Fuente : Informe mundial sobre drogas 2023 UNODC/Naciones Unidas – (adaptado de la versión original en inglés)
La pandemia de Covid-19 ha agravado la brecha en el tratamiento. La mayoría de los países que comunicaron a la ONUDD datos agregados sobre la administración de tratamiento antes y después de la pandemia observaron un descenso de alrededor del 40% en el número de personas en tratamiento por consumo de drogas entre los períodos 2018-2019 y 2020-2021, con nuevos descensos en el período 2020-2021.
Las mujeres se enfrentan a barreras en el acceso a los servicios de tratamiento
Las barreras en el acceso al tratamiento son múltiples, pero las mujeres son las más afectadas. Las mujeres que consumen drogas tienden a evolucionar hacia trastornos por consumo de drogas más rápidamente que los hombres, pero siguen estando infrarrepresentadas en los servicios de tratamiento. Esta brecha es especialmente alta en el caso de las mujeres que consumen estimulantes de tipo anfetamínico. Casi 1 de cada 2 consumidores de estimulantes de tipo anfetamínico es mujer, pero sólo 1 de cada 4 personas en tratamiento lo es.
En general, las proporciones más bajas de mujeres en tratamiento relacionado con las drogas se dan en Asia y África y las más altas en las subregiones de Australia y Nueva Zelanda, así como en América del Norte.
Las innovaciones en los servicios durante la pandemia de COVID-19 han aumentado el acceso al tratamiento de la drogodependencia para algunos grupos de población
Las innovaciones en la prestación de servicios de drogodependencia incluyeron el uso de la telesalud (por ejemplo, el uso del teléfono y herramientas de comunicación en línea) y de diversas estrategias para garantizar el acceso a la medicación y a material de inyección estéril (por ejemplo, mayor número de dosis para llevar a casa, entrega de medicación o material estéril), entre otras. Están empezando a aparecer estudios que evalúan el impacto de estas estrategias, sobre todo en países de ingresos altos, y hasta ahora los primeros resultados han sido bastante positivos: es más probable que los pacientes sigan en tratamiento, los servicios atienden a nuevos clientes, los pacientes declaran mayores niveles de satisfacción y los programas pudieron ahorrar recursos a la vez que superaban las barreras tradicionales al tratamiento, como el cuidado de los hijos o los compromisos laborales, los problemas de transporte e incluso la estigmatización.

Droga principal de las personas en tratamiento, 2021 – Fuente : Informe mundial sobre drogas 2023 UNODC/Naciones Unidas – (adaptado de la versión original en inglés)
El acceso desigual a los servicios agrava la desigualdad en la prestación de tratamiento
Aunque las innovaciones en la prestación de servicios que se iniciaron durante la pandemia parecen haber reportado beneficios tempranos, sigue habiendo problemas debido a la brecha digital, especialmente en los países de renta baja y en determinadas poblaciones marginadas a las que es difícil llegar, como las personas sin hogar y los consumidores de drogas inyectables.
Otros grupos marginados, como los que tienen antecedentes de encarcelamiento, los desplazados por emergencias humanitarias y los profesionales del sexo, se enfrentan a otras barreras para acceder a los servicios. Además, el consumo de drogas por parte de las poblaciones marginadas puede ser más intenso, lo que las expone a un mayor riesgo de daños continuados, recaídas y otros problemas de salud relacionados.
Interconexión de los trastornos por consumo de drogas y problemas de salud mental
Los trastornos por consumo de drogas y otros trastornos mentales están estrechamente interconectados: los trastornos mentales aumentan el riesgo de desarrollar trastornos por consumo de drogas, y las drogas y otros medicamentos psicoactivos plantean el riesgo de exacerbar los problemas de salud mental si se consumen sin supervisión médica. Se calcula que una de cada ocho personas en todo el mundo padece un trastorno mental diagnosticado, por lo que la necesidad de abordar los problemas de salud mental en la prevención y el tratamiento del consumo de drogas se ha convertido cada vez más en una prioridad.
Las poblaciones desplazadas por la fuerza sufren una elevada vulnerabilidad a los trastornos mentales y por consumo de sustancias que debe abordarse.
A mediados de 2022, el número de personas desplazadas por la fuerza en todo el mundo había superado los 100 millones, lo que suponía más del doble de los casi 43 millones de personas desplazadas por la fuerza una década antes. Es probable que las personas desplazadas por la fuerza sufran niveles elevados de problemas sociales y de salud mental, así como una mayor vulnerabilidad a los trastornos por consumo de sustancias. Entre las poblaciones desplazadas, el inicio o la transición al consumo problemático de sustancias es complejo. El alcance y las pautas del consumo de sustancias no son necesariamente distintos de los de la población general, pero a menudo deben abordarse en el contexto de unas infraestructuras sanitarias limitadas y unos recursos sociales y económicos restringidos. La disponibilidad y accesibilidad de los servicios de salud mental, incluidos los de tratamiento de la drogodependencia, siguen siendo un reto para las personas desplazadas, que pueden verse estigmatizadas y discriminadas a la hora de acceder a los servicios locales.

Personas que se inyectan drogas 2021 – Personas con trastornos de uso de drogas, 2021 – Fuente : Informe mundial sobre drogas 2023 UNODC/Naciones Unidas – (adaptado de la versión original en inglés)
Posibles respuestas identificadas en el Informe Mundial 2023
Es fundamental reducir las desigualdades y la brecha en el acceso a tratamientos y servicios integrales, con el fin de minimizar las consecuencias adversas tanto sociales como para la salud pública del consumo de drogas. Esto debe ser abordado mediante un proceso continuo de atención a las personas que consumen drogas, especialmente enfocado en las poblaciones vulnerables y marginadas.
- Se necesitan iniciativas de prevención del consumo de drogas a gran escala, basadas en la escuela, la familia y la comunidad, con el fin de reducir el riesgo de que aumenten los trastornos relacionados con el consumo de drogas, sobre todo teniendo en cuenta el alto nivel de prevalencia actual de los trastornos mentales. Los grupos socioeconómicos más altos han demostrado una mayor propensión a iniciarse en el consumo de drogas que los grupos socioeconómicos más bajos, pero son estos últimos los que pagan el precio más alto, ya que tienen más probabilidades de sufrir trastornos por consumo de drogas.
- Para ser eficaz, el enfoque de la prestación de servicios de tratamiento debe ser voluntario y basarse en los derechos humanos. A medida que el fenómeno de las drogas siga evolucionando, los Estados miembros tendrán que redoblar sus esfuerzos para garantizar el acceso a servicios de calidad que hayan demostrado reducir los trastornos por consumo de drogas, tanto a nivel mundial como nacional y en todas sus subpoblaciones.
- La reducción del estigma al que se enfrentan las personas que consumen drogas hará que el tratamiento y las intervenciones sean más accesibles y eficaces para las personas que necesitan dichos servicios. Durante la pandemia se ha avanzado en la reducción de las barreras de acceso a los servicios, lo que ha resultado prometedor para atraer y retener a los pacientes.
- Dados los niveles desproporcionados de daños y la gran brecha en el acceso a los servicios que experimentan ciertas poblaciones que consumen drogas de forma más intensiva, es necesario un esfuerzo adicional para diseñar y aplicar políticas y programas que aborden las necesidades específicas de las poblaciones. Es importante adaptar los programas a las personas sin hogar, las y los profesionales del sexo, las personas traumatizadas y otras personas que se enfrentan a obstáculos para acceder a los servicios, como las personas con comorbilidades adicionales de salud mental, las personas encarceladas o excarceladas y las mujeres embarazadas.
- Es necesario dar mayor prioridad al abordaje de la salud mental en los esfuerzos por prevenir y tratar los trastornos relacionados con el consumo de drogas. La investigación científica actual y los ensayos clínicos con psicodélicos indican su potencial para tratar algunos trastornos mentales, pero la supervisión médica es un componente crítico para garantizar sus beneficios al mismo tiempo que se limitan los daños.
- Considerando el número sin precedentes de personas desplazadas es necesario hacer una inversión mucho mayor en iniciativas de prevención del consumo de drogas y en servicios de tratamiento para minimizar las consecuencias adversas para la salud pública y la sociedad en una atención continuada en contextos humanitarios.
- Se necesitan compromisos políticos y financieros para ampliar las intervenciones que abordan las desigualdades estructurales y económicas, las normas socioculturales perjudiciales, las desigualdades de género y la violencia de género que impulsan las epidemias de VIH y hepatitis entre los consumidores de drogas.

Proporción de mujeres entre los consumidores de drogas y entre las personas en tratamiento por drogodependencia, 2021 – Fuente: Informe mundial sobre drogas 2023 UNODC/Naciones Unidas – (adaptado de la versión original en inglés)