El estudio de la ONUDD revela una serie de récords preocupantes tanto a nivel de producción de drogas como de aumento de muertes por sobredosis
Unos 275 millones de personas en todo el mundo – cerca del 5,6% de la población mundial – consumieron drogas en al menos una ocasión en 2016.
Unos 31 millones de personas que consumen drogas padecen trastornos derivados de ello.
Estos son los dos primeros datos que destaca el más reciente Informe Mundial de Drogas de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) y que vienen a ratificar el desbordamiento de un problema que, de acuerdo a los últimos antecedentes, terminó con la vida de 450.000 personas en 2015, de las cuales 167.750 están asociadas principalmente a la sobredosis.
Los hallazgos del informe, además de graficar la expansión de los mercados de la droga más allá de sus regiones habituales, revelan una serie de calamitosos récords: el incremento a niveles sin precedentes de la producción de opio: 65% en 2017 respecto del año anterior, llegando a las 10.500 toneladas; la fabricación de cocaína a nivel mundial en 2016: 1.410 toneladas, y la cantidad de heroína incautada en todo el planeta: 91 toneladas ese mismo año.
A todos esos antecedentes, se suma el descontrolado aumento de las muertes producto de la adicción a los opioides, responsables del 76% de las pérdidas humanas por consumo de drogas. El impacto más importante se ha registrado en América del Norte, donde el fentanilo obtenido de forma ilícita, mezclado con heroína y otras drogas, se ha convertido en el principal causante de las muertes por sobredosis. Sólo en Estados Unidos, país en el que se ha desatado la mayor crisis sanitaria en toda su historia a causa de los opioides— los fallecimientos llegaron a casi 63.632, la cifra más alta de la que se tiene registro.
Amenaza global
El problema, sin embargo, comienza a expandirse a otras latitudes como Europa, África y Oriente Medio, donde el consumo del tramadol, sin fines médicos, en especial en las poblaciones más vulnerables, comienza a ser motivo de preocupación. “Esa sustancia aún no se ha sometido a fiscalización internacional y las personas que la consumen con fines recreativos la perciben como un modo de aumentar la energía y mejorar el estado de ánimo”, explica el informe.
Los datos sugieren, además, un rápido aumento del consumo de drogas en los individuos mayores de 40 años en comparación con los más jóvenes. Pese a ello, los tratamientos de drogodependencia destinados a este grupo etario siguen siendo muy escasos en el mundo.
Una situación similar viven las mujeres que padecen usos problemáticos o dependencia a sustancias psicoativas, pues sólo una de cada cinco mujeres recibe tratamiento. En este sentido, el informe plantea que para lograr el Objetivo 5 de la Agenda para el Desarrollo Sostenible (igualdad de género), las estrategias orientadas a disminuir la influencia mundial de la droga (programas de prevención, tratamientos y respuestas de la justicia penal) deben tener en cuenta las necesidades especiales de las mujeres y el alto grado de estigmatización que sufren.
El informe concluye que este problema global exige, entre otros:
- Una respuesta reforzada y coordinada de los países que integran la cadena de suministro (que se inicia especialmente desde Afganistán y Colombia).
- Abordar y contrarrestar con eficacia el problema de las drogas para lograr avances respecto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) relacionados con jóvenes y mujeres.
- Adaptación de los programas de prevención y tratamiento de la drogodependencia a grupos específicos.
- Más investigaciones, inversión e innovación.