Cumbre Mundial de Género 2016

Hacia el empoderamiento económico de las mujeres

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Los días 7 y 8 de junio, el Banco Interamericano de Desarrollo organizó la Cumbre Mundial de Género 2016, bajo el título “Estereotipos y oportunidades: hacia el empoderamiento económico de las mujeres”, organizada por el grupo de trabajo en género de bancos multilaterales de desarrollo. Dianova siguió el evento mientras que líderes mundiales de los sectores público y privado, bancos multilaterales de desarrollo, otras agencias bilaterales y la sociedad civil intercambiaron buenas prácticas y datos, y destacaron enfoques basados en evidencia para ayudar a dar forma a la agenda de igualdad de género para los próximos años.

El “Informe 2016 Cuando las Mujeres Prosperan” (2016 When Women Thrive Report) ha demostrado que la brecha en cuestiones de género en el mercado laboral está disminuyendo lentamente. Latinoamérica, por ejemplo, parece ser la única región que tiene a su alcance la posibilidad de acercarse a la equidad de género en el trabajo antes del 2025 (1). Sin embargo, hay innumerables razones por las que las mujeres todavía están luchando por alcanzar la equidad en el mercado. De hecho, ese mismo informe concluyó que “es asombroso que las mujeres todavía están a unos 118 años de poder cerrar la brecha de género” (2). Por ejemplo, las normas culturales y sociales continúan desempeñando un papel importante en el establecimiento de papeles de género, que asociados con la falta de inversión en servicios de cuidado infantil y la falta de beneficios y flexibilidad para las madres, siguen impidiendo la plena integración de las mujeres en el trabajo. Además, contribuyen a mantener a un gran porcentaje de mujeres en empleos informales, inciertos y mal pagados, o las excluyen del trabajo por completo.

La brecha de género en el mercado laboral es un problema más amplio y sistémico que afecta a todos los niveles de la pirámide de empleo. En este momento, el panorama general todavía no es favorable para las mujeres: hay una falta generalizada de programas y políticas que aborden las necesidades únicas de las mujeres; estamos faltos de compromisos de liderazgo en cuanto a diversidad de género y a mujeres en puestos de toma de decisiones; y es notable que las mujeres y la diversidad de género generalmente no son vistas como estrategias de negocio fundamentales. De hecho, los datos muestran que la representación de las mujeres disminuye a medida que el nivel profesional aumenta, llegando a ser tan baja como el promedio de 20% en las posiciones ejecutivas más altas (3).  Es indispensable dar la vuelta a estas ecuaciones a fin de mover la aguja en la brecha de género.

Empezar a invertir en datos desglosados por sexo es un buen comienzo para comprender la realidad de la brecha de género en el mercado mundial, ya que “sin igualdad de datos, no hay igualdad de género”. También podemos cerciorarnos de que las chicas jóvenes no se vean excluidas de carreras bien remuneradas en áreas como la ciencia y la tecnología. Además, recordémosle al sector privado que el desarrollo social es clave para su éxito y que el empoderamiento económico de las mujeres es crucial para el desarrollo social. Por lo tanto, hagamos que establezcan metas tangibles y concretas para lograr la equidad de género y realizar un seguimiento en el futuro. Asimismo, podemos promover las alianzas entre los sectores público y privado para conseguir objetivos como dar acceso a las mujeres a las finanzas, los consumidores y los mercados para que sus negocios tengan éxito. Por último, tenemos que impulsar el fortalecimiento de políticas que incluyen servicios de cuidado infantil, programas de capacitación, permisos de maternidad y paternidad, programas de trabajo públicos y subsidios salariales para estimular un enfoque realmente sistemático al empoderamiento económico de las mujeres.

En este sentido, el acontecimiento contribuyó de manera importante a reforzar el hecho de que reducir la brecha de género en el campo laboral es indispensable para aumentar la productividad, asegurar mejores oportunidades para los niños y reducir la pobreza. Es decir, se hizo eco de lo que los movimientos de mujeres han estado reclamando durante un tiempo: que es hora de que los gobiernos y las instituciones privadas reconozcan que ofrecer oportunidades económicas a todos y a todas es sin duda bueno para el desarrollo de nuestros países y para el futuro de nuestras naciones. Y es el momento de comprometernos con ello resueltamente, porque cuando las mujeres prosperan, todos prosperamos.


[1]Mercer, When Women Thrive, Businesses Thrive. The World’s Most Comprehensive Research on Women in the Workplace. Linking Actions to Results. Executive Summary, 2016, p. 17. Available at: http://www.mercer.com/our-thinking/when-women-thrive-2016-report.html, on June 8, 2016.

[2]Ibidem, p. 3.

[3]Ibidem, p. 15.