Jóvenes y adolescentes
¿Hablamos todos/as
el mismo idioma?
Claro que no. Los adolescentes tienen su propio lenguaje y sus propias necesidades. Cuando se trata del tratamiento de adicciones, ocurre lo mismo, sin embargo estas necesidades específicas rara vez se abordan como deberían.
Los adolescentes se encuentran en un periodo crítico de desarrollo físico y emocional, lo que les hace más vulnerables a las posibles consecuencias del consumo de sustancias como el alcohol y otras drogas.
Carencias en
el tratamiento
Dados los graves riesgos que conlleva el consumo problemático de sustancias para los adolescentes, es esencial iniciar el tratamiento lo antes posible. Además, es probable que los y las adolescentes que consumen drogas tengan otros problemas, como problemas de salud mental, experiencias de vulnerabilidad social, factores estresores y otros ejes de vulnerabilidad que acompañan y posiblemente contribuyen a su consumo de sustancias (comorbilidades). Estos problemas deben tenerse en cuenta
En los programas de tratamiento, menos de un tercio de los adolescentes con comorbilidad reciben una atención adaptada a su estado
Históricamente, el tratamiento de las adicciones se ha centrado sobre todo en las personas adultas, y desde una perspectiva androcéntrica, mientras que las necesidades de la infancia y adolescencia – y las de las chicas aún más – han sido a menudo dejadas de lado.
Las personas en la etapa de adolescencia tienen necesidades de tratamiento específicas por su edad que pueden ser diferentes a la de las personas adultas. La perspectiva de derechos de infancia y juventud, así como la mirada de género son esenciales en un análisis integral.
Obstáculos al tratamiento
Los/las adolescentes y jóvenes se enfrentan a una serie de obstáculos para acceder al tratamiento de los trastornos por consumo de sustancias, entre ellos:
- Estigma y discriminación
- No identificarse con la imagen social de las personas con trastornos por uso de sustancias al ser relatos adultocéntricos
- Problemas financieros o de seguro
- Falta de atención adaptada a sus circunstancias (consumo de sustancias y salud mental, necesidades específicas de los adolescentes, necesidades de escolarización mientras se realiza tratamiento, búsqueda de identidad)
- Menor motivación para buscar tratamiento que los adultos
- Percepción de que los tratamientos y los equipos profesionales no entienden sus realidades, por tanto, falta de confianza en un sistema adulto céntrico.
- Posibles relatos obsoletos de los consumos problemáticos que no se adecuan a las realidades actuales a los y las adolescentes.
- Ausencia de enfoques de reducción de daños a los acompañamientos y dogma de la abstinencia como una recuperación válida que puede dejar fuera a muchas personas en su momento vital.
Prevenir el uso problemático
es clave
Es esencial minimizar el impacto del consumo problemático de sustancias en la salud de los/las jóvenes.
Las iniciativas de prevención del uso problemático de drogas deben aplicarse a gran escala en las escuelas y las comunidades para reducir el riesgo de trastornos por uso de sustancias, sobre todo teniendo en cuenta la elevada prevalencia de trastornos mentales entre los jóvenes.
En cuanto al tratamiento, deben promoverse enfoques validados científicamente y diseñados específicamente para satisfacer las necesidades de los jóvenes y adolescentes con problemas de consumo de sustancias u otros comportamientos de riesgo
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