¡EMPODERAR A LA MUJER, EMPODERAR A LA SOCIEDAD!
A medida que los países aplicaban medidas para detener la propagación de la pandemia, la violencia contra las mujeres se intensificó de forma dramática
Antes de la pandemia, la violencia contra las mujeres y las niñas había ya alcanzado proporciones escandalosas. En todo el mundo, 243 millones de mujeres y niñas sufrieron abusos por parte de su pareja en el último año, mientras que menos del 40 % de las supervivientes de la violencia doméstica la denuncian o buscan ayuda.
A medida que los países aplicaban medidas de contención y cuarentena para limitar la propagación del coronavirus, la violencia doméstica se intensificó, y algunos países informaron de que se habían quintuplicado las llamadas a las líneas de ayuda.
Además, la pandemia del COVID-19 agrava las vulnerabilidades que afectan principalmente a las mujeres que consumen drogas, en un contexto de mayor aislamiento y estrés. Por lo tanto, es esencial que los servicios de reducción de daños y de tratamiento, así como los servicios de violencia doméstica reciban un mayor apoyo de las administraciones.
Una población vulnerable: las mujeres que utilizan drogas
Las mujeres que consumen drogas acumulan vulnerabilidades y, como tales, son más propensas a sufrir violencia que otras mujeres. En un contexto de pandemia que se traduce en un mayor aislamiento y estrés, estas vulnerabilidades sólo pueden verse exacerbadas.
Obstáculos para acceder y permanecer en los servicios
Las mujeres que padecen un trastorno de uso de sustancias (y más aún cuando también son víctimas de violencia) se enfrentan a numerosos obstáculos para acceder y permanecer en los programas de tratamiento o de reducción de daños debido al estigma que las acompaña y a la falta de perspectiva de género en el diseño de los programas así como en su ejecución
Implementar la perspectiva de género en los servicios
Las mujeres que sufren violencia de género y trastornos por consumo de sustancias tienen dificultades para abordar este problema con eficacia. La falta de perspectiva de género es un obstáculo en su búsqueda para mejorar su salud y bienestar, lo que es contrario al principio de justicia social.
La violencia de género está culminando
- El número de llamadas a las líneas telefónicas de asistencia se ha quintuplicado en algunos países como consecuencia del incremento de las tasas de violencia de pareja provocado por la pandemia de COVID-19. La restricción de movimiento, el aislamiento social y la inseguridad económica elevan la vulnerabilidad de las mujeres a la violencia en el ámbito privado en todo el mundo.
- Hasta septiembre de 2020, 52 países habían integrado la prevención y respuesta a la violencia contra las mujeres y niñas en sus planes de respuesta a la COVID-19, y 121 países habían adoptado medidas para fortalecer los servicios prestados a las mujeres sobrevivientes de violencia durante la crisis global. Sin embargo, es urgente intensificar los esfuerzos.
- En todo el mundo, el 6% de las mujeres declaran haber sido objeto de violencia sexual por parte de alguien que no es su marido o pareja. Sin embargo, es probable que la verdadera prevalencia de la violencia sexual fuera de la pareja sea mucho mayor, teniendo en cuenta el estigma particular relacionado con esta forma de violencia.
- Las mujeres adultas representan cerca de la mitad (el 49 por ciento) de las víctimas de la trata de seres humanos detectadas a nivel mundial. Las mujeres y niñas representan conjuntamente un 72 por ciento, y las niñas suponen más de tres cuartas partes de las víctimas infantiles de la trata. La trata de mujeres y niñas se realiza, en la mayoría de los casos, con fines de explotación sexual.
- Menos del 40 por ciento de las mujeres que experimentan violencia buscan algún tipo de ayuda. En la mayoría de los países para los que existen datos disponibles sobre esta cuestión se constata que, entre las mujeres que buscan ayuda, la mayoría acude a familiares y amistades. Muy pocas recurren a instituciones formales, como la policía o los servicios de salud. Menos del 10 por ciento de quienes buscan ayuda acuden a la policía.
Fuente: ONUMujeres
Adicciones y violencia de género
Según un informe de las Naciones Unidas, la crisis de COVID-19 amenaza con frenar los ya limitados avances en materia de igualdad de género, al tiempo que exacerba la feminización de la pobreza y la violencia contra la mujer. Y entre ellas, las mujeres que consumen drogas son directamente afectadas, ya que la prevalencia de violencia en el ámbito de la pareja es mayor en este colectivo de mujeres en comparación a la población general.
Las investigaciones han puesto de relieve el vínculo entre el uso de sustancias y la violencia, en particular contra las mujeres. Este enlace se basa en tres conclusiones:
- La prevalencia de la violencia experimentada por las mujeres que consumen drogas es mayor que la de las mujeres de la población general,
- La prevalencia de la violencia experimentada por las mujeres que consumen drogas es mayor que la observada entre los hombres que consumen drogas,
- Mayor consumo de sustancias psicoactivas entre los que han sufrido violencia que entre los que no la han sufrido.
Implementar servicios de adicciones con perspectiva de género
Existe una necesidad urgente de replantear los programas de tratamiento de las adicciones y poner en marcha servicios que aborden de manera eficaz y exhaustiva las necesidades de las mujeres con adicciones implementando la perspectiva de género y la perspectiva de derechos de la infancia.
Necesidad de incorporar la perspectiva de género en los servicios de adicciones
Uno de los aspectos clave de las perspectivas de género en los servicios de adicciones es que abordan de forma específica y contundente la violencia de género como uno de los elementos que influyen los trastornos por consumo de sustancias, es decir, que violencia y consumo problemático resultan en una relación compleja que debe abordarse de manera integral y no parcelada.
En entornos masculinizados, en los que no se contemplen las problemáticas específicas de género, difícilmente las mujeres que han sufrido violencia de género y presentan trastornos por consumo de sustancias podrán tratar efectivamente este tema y mejorar su salud y bienestar, vulnerando esto el principio de justicia social.
Llamada a la acción
En este contexto, Dianova exhorta a las autoridades a que respondan a las necesidades específicas de las mujeres que consumen drogas, en particular tener en cuenta la confluencia de violencia de género. Necesitamos:
- Los servicios de adicciones deben reconocerse como servicios sociales y sanitarios esenciales para garantizar el apoyo adecuado de las autoridades
- Incorporar perspectivas de género en las estructuras existentes de reintegración social, reducción de daños, tratamiento y prevención de las adicciones
- Establecer a nivel institucional las condiciones para una efectiva atención integral a las mujeres usuarias de sustancias que son víctimas de violencias
Públicos dianas
- Tomadores de decision: instituciones, gobiernos, ministerios dedicados con capacidad de implementar cambios
Recursos
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