Las personas que utilizan drogas y la salud mental

Un documento de posicionamiento elaborado por el Foro de la Sociedad Civil sobre Drogas (CSFD), un grupo de expertos de la Comisión Europea

personas que utilizan drogas y salud mental

Algunas personas desarrollan trastornos de salud mental relacionados con su consumo de drogas, y otras toman drogas en un intento de aliviar los síntomas de problemas de salud mental. Sean cuales sean los síntomas que aparezcan en primer lugar, es importante abordar el consumo de sustancias y los problemas de salud mental al mismo tiempo – Foto de micheile henderson en Unsplash

El CSFD está formado por 45 organizaciones de la sociedad civil de toda Europa que representan diferentes ámbitos de la política de drogas y diversas posturas dentro de los mismos. Su objetivo es proporcionar una amplia plataforma para un diálogo estructurado entre la Comisión y la sociedad civil europea que apoye la formulación y aplicación de la política en materia de drogas mediante un asesoramiento práctico. El CSFD acoge con satisfacción la inclusión de los problemas a los que se enfrentan las personas que consumen drogas, incluidos los problemas de salud mental, en la agenda política, ya que se trata de un tema que requiere una atención urgente y que hasta ahora se ha pasado por alto.

Contexto

Las complejidades de la relación entre los trastornos mentales y los daños relacionados con las drogas son evidentes. Los factores determinantes de los trastornos mentales incluyen la desigualdad, la marginación, la discriminación, la estigmatización, la violencia, la falta de vivienda y las experiencias infantiles adversas, y existen en niveles sociales, económicos y comerciales muy amplios. Las personas que utilizan drogas suelen ser ya vulnerables a estos factores debido a su consumo de drogas.

Además, tanto los daños relacionados con las drogas como las enfermedades mentales afectan de forma desproporcionada a las comunidades estigmatizadas y marginadas. Las mujeres se presentan a los servicios con problemas de salud mental más graves que los hombres, que se han desarrollado a lo largo de períodos más cortos de drogodependencia. Los jóvenes pueden recurrir a las sustancias como automedicación, en un intento de aliviar la ansiedad, la depresión y otros problemas relacionados con la angustia juvenil, que pueden desembocar en graves problemas de salud mental si no se abordan con prontitud. Sin embargo, estas dos subpoblaciones tienen un acceso desigual a servicios específicos adaptados a sus necesidades. Además, las minorías étnicas y los grupos indígenas, que ya sufren múltiples vulnerabilidades interrelacionadas y se ven afectados de forma desproporcionada por los esfuerzos de control de drogas, también suelen quedar excluidos de los sistemas actuales de prestación de servicios.

Terminología/conceptualización

El término «patología dual» se utiliza a menudo en el contexto de las personas con un trastorno mental que consumen drogas e implica una enfermedad con una causa biológica conocida. Las condiciones de salud mental pueden estar determinadas por la interacción entre un individuo y su entorno social y no necesariamente por su bioquímica cerebral. El uso del término «patología» promueve un enfoque predominantemente farmacológico y puede conducir a una mayor (sobre)medicalización. Por su parte, el término «comorbilidad» describe la coexistencia de dos enfermedades (en este contexto, una enfermedad mental y el consumo de sustancias). Los miembros del CSFD están de acuerdo en que el término «comorbilidad» debería utilizarse en lugar de «patología dual», ya que pone de relieve la complejidad de la relación entre ambas afecciones y promueve un enfoque más integrado, holístico y centrado en la persona. También subraya que la dependencia y el consumo de drogas de alto riesgo no siempre están asociados a problemas de salud mental.

Relaciones complejas

Debido a la complicada relación entre los trastornos mentales y el consumo de drogas, a menudo es difícil detectar si los problemas mentales se desencadenaron por el consumo continuado de sustancias (alcohol incluido) o bien, como se señala cada vez con mayor frecuencia, si el consumo de drogas o incluso la dependencia tienen su origen en un malestar emocional y una vulnerabilidad psicológica preexistentes. Las personas con comorbilidades requieren acceso a intervenciones de alta calidad debido a la complejidad y la interseccionalidad de los problemas que experimentan y los riesgos a los que se enfrentan. Al mismo tiempo, a menudo las personas con comorbilidades reciben un diagnóstico erróneo y una atención médica inadecuada o insuficiente. Un diagnóstico adecuado es crucial para desarrollar un plan de tratamiento individual, ajustado a las necesidades de cada persona. El tratamiento de las comorbilidades debe ser integral, adaptado a las características del individuo (perfil, necesidades y expectativas, interacción con su comunidad, entorno, etc.) y fundamentado en una perspectiva interseccional, sensible al género y basada en los derechos humanos.

Un enfoque centrado en la persona es particularmente importante dadas las necesidades específicas de los individuos que experimentan esta comorbilidad y que también forman parte de los grupos vulnerables mencionados anteriormente. La OMS informa de un aumento de las tasas de adolescentes que presentan mala salud mental o trastornos mentales. En todo el mundo, uno de cada siete jóvenes de 10 a 19 años padece un trastorno de salud mental, mientras que el suicidio es la cuarta causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años. Este deterioro de la salud mental puede conducir a un mayor riesgo de desarrollar una comorbilidad más adelante en la vida, por lo que es esencial garantizar una atención adecuada a los jóvenes que puedan estar en riesgo de desarrollar una comorbilidad.

Obstáculos a la atención

El sistema actual de atención a la salud mental da prioridad a las grandes instituciones de salud mental especializadas y promueve la atención hospitalaria como método principal de intervención. En los métodos de tratamiento suele predominar el enfoque farmacológico. Muchos países de la UE muestran una financiación insuficiente de los servicios de salud mental y una distribución ineficaz y sesgada de los recursos disponibles dentro del sistema.

A menudo se pasan por alto las opciones basadas en la comunidad para la prestación de servicios. La falta de recursos y la presión sobre el sistema conducen a una aplicación insuficiente de enfoques integrados y centrados en la persona. Esto es especialmente evidente en el contexto del tratamiento con agonistas opiáceos (TAO). Aunque se ha demostrado que los programas de TAO son eficaces en todo el mundo, algunos criterios de elegibilidad pueden ser extremadamente difíciles de cumplir, lo que crea barreras para la permanencia en el programa para las personas que consumen opiáceos y sufren problemas de salud mental. Además, los clientes de los programas de TAO tienen dificultades considerables para acceder al tratamiento en un pabellón psiquiátrico, por ejemplo, si su estado requiere estabilización en un área de salud mental distinta de la drogodependencia, es decir, depresión, psicosis, etc. La falta de recursos puede hacer que incluso los centros equipados para tratar comorbilidades tengan dificultades para administrar el TAO.

Recomendaciones

  • Garantizar la disponibilidad de servicios de salud mental para las personas que consumen drogas no sólo en el contexto del tratamiento de la drogodependencia. En particular, mantenerse alerta ante el riesgo de sobremedicalización de las personas con comorbilidades.
  • Mejorar la accesibilidad de la atención mediante el desarrollo de opciones de servicios ambulatorios basados en la comunidad, que ofrezcan servicios de atención a la salud mental y al consumo de sustancias a nivel de atención primaria.
  • Dada la naturaleza biopsicosocial de las comorbilidades de la salud mental y el consumo de sustancias, los enfoques para abordarlas deben ser polifacéticos e incluir no sólo medidas médicas y psiquiátricas, sino también intervenciones sociales, familiares y comunitarias. De ahí que la medicación deba ir acompañada de otras estrategias terapéuticas basadas en el componente «psicosocial».
  • Debe garantizarse la continuidad de la atención ampliando los servicios de reinserción mediante la creación de oportunidades de reinserción social y profesional, a través de centros de día y servicios de seguimiento psicosocial, con el fin de proporcionar a las personas las herramientas que necesitan cuando acaban el programa de tratamiento.
  • Las autoridades públicas deben garantizar la sostenibilidad a largo plazo de los servicios de reinserción, en particular en el sector residencial, en contra de los actuales incidentes crecientes de infrafinanciación.
  • Es vital invertir en servicios, investigación e innovación en el ámbito de la salud mental y el consumo de drogas, así como en la reducción de daños, la prevención, el tratamiento y la recuperación dentro de un enfoque biopsicosocial. Es esencial apoyar el desarrollo de programas específicos dentro de los servicios de drogodependencia e incluir una perspectiva interseccional y de género.
  • Debe garantizarse un seguimiento y evaluación continuos de la eficacia de las intervenciones.
  • Deben utilizarse técnicas basadas en la evidencia, evitando la sobremedicalización y promoviendo el entrenamiento y la educación en habilidades individuales y mecanismos de afrontamiento que aumenten el nivel de autonomía de las personas.
  • Las autoridades públicas también deben garantizar que el deterioro de la salud mental entre los jóvenes se aborde de forma prioritaria para disminuir el riesgo de desarrollo de comorbilidades en etapas posteriores de la vida.
  • Revisión de los planes de estudios de los especialistas en servicios de salud mental y consumo de sustancias para garantizar la inclusión de perspectivas centradas en la persona y de género.
  • Deben fomentarse los enfoques biopsicosociales centrados en la persona (incluida la minimización de la sobremedicalización) mediante la formación y el establecimiento de equipos multidisciplinares capaces de abordar diversos problemas.
  • Deben desarrollarse campañas de sensibilización para reducir la estigmatización y mejorar los conocimientos sanitarios.