Muchos grupos vulnerables fueron excluidos del texto cuando se acordaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en 2015. Algunos de ellos fueron los grupos de lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, intersexuales (LGBTI) y otros grupos que puedan identificarse con un término diferente, y que se enfrentan a la violencia y a la discriminación según su orientación sexual real o percibida, identidad de género y características sexuales. Hacemos un llamado a la universalidad de la Agenda 2030 con el fin de afirmar que esta omisión no es de ninguna manera una excusa para marginar las necesidades y los derechos de las personas LGBIT en en el marco de los esfuerzos nacionales para implementar los ODS.
Si bien a menudo quedan fuera de las estadísticas, de los documentos oficiales y de las políticas nacionales, la omisión de las necesidades específicas de personas LGBTI en la Agenda Mundial es sorprendente, sobre todo porque contiene una serie de ODS dedicados a la igualdad de género (SDG5).
Sí, fue un error adoptar, en el 2015, un concepto exiguo de la igualdad de género que excluye a la comunidad LGBTI y considera el espectro de la población humana dentro del sistema binario tradicional de hombre y mujer.
Si bien los ODS5 son importantes para el avance de los derechos de las mujeres y su empoderamiento, también constituye una oportunidad desaprovechada para ampliar el concepto de inclusión e igualdad, para luchar contra la homofobia y promover tanto la paz como la prosperidad económica para todas las personas, independientemente de sus características sexuales, orientación sexual o identidad de género.
A lo largo del texto de los ODS, encontramos una mención expresa de ciertos grupos, incluidas las mujeres y niñas, los pueblos indígenas, los niños y las personas con discapacidad. Los objetivos y los indicadores específicos para promover y medir el progreso de la agenda de estos grupos no solo dejan en claro qué reclaman, sino que también la fortalecen. Es decepcionante, no obstante, llegar a este momento en la historia sin la posibilidad de que los gobiernos se pongan de acuerdo sobre un lenguaje internacional que sea lo suficientemente inclusivo para abordar la multitud de subjetividades de los seres humanos.
El poder del lenguaje y de las omisiones
La Agenda 2030, «una agenda del pueblo, por el pueblo y para el pueblo», fue diseñada para satisfacer a todas las naciones, los pueblos y segmentos de las sociedades. Lo que significa que independiente de quien se mencione expresamente, nadie debería quedar excluido.
No obstante, en el año 2017 las personas LGBTI todavía tienen que convencer a los gobiernos que están incluidas en la agenda porque, cuando se trata de derechos, declaraciones y acuerdos internacionales de todo tipo, el lenguaje es poderoso y las omisiones significativas.
Esto no significa que las palabras escritas en un trozo de papel cambiarán automáticamente la realidad, pero sí indica que un fuerte movimiento va en la dirección correcta, simboliza una victoria para la visibilidad, un desarrollo positivo, todo lo que las personas LGBTI todavía esperan que suceda en una agenda global para el desarrollo.
Mientras tanto, muchos gobiernos se beneficiarán de que esta omisión persistente continúe excluyendo, manteniendo invisibles en los datos y las políticas y —en demasiados países— también penalizando a las minorías sexuales (por lo menos 73 países penalizan a las personas por quienes son o a quien aman, y muchos de ellos hasta con la pena de muerte).
Además, el rechazo generalizado a hablar acerca de las personas LGBTI en los foros públicos contribuye a profundizar aún más la falta de información sobre los diferentes grupos dentro de esta población, e impide que los gobiernos comprendan las consecuencias que sus servicios y políticas (o la falta de estos) tienen en sus vidas.
Mientras tanto, el VIH continúa afectando de forma desmesurada a las personas LGBTI, los servicios de salud sexual y reproductiva continúan siendo limitados y a menudo perjudiciales para ellos, los sistemas judiciales continúan discriminándolos y son incapaces de resolver sus necesidades, la salud mental de las personas que viven una discriminación sistemática sigue siendo ignorada y a menudo incomprendida, y la violencia y la exclusión económica y social siguen siendo la única realidad para muchos.
Necesitamos que esta realidad cambie y lo necesitamos ahora. Quizá no sea posible reescribir el texto de la Agenda 2030 y los ODS, pero aún estamos a tiempo de escribir un futuro diferente que culminará en la inclusión y la libertad para todos.
Hay muchas maneras de lograrlo: este trabajo, por ejemplo, señala acciones prácticas y mejores prácticas para incluir a las personas LGBTI en programas de desarrollo con un enfoque en los diferentes ODS. Así que, de ahora en adelante: a la hora de diseñar las políticas nacionales, los programas de implementación, los indicadores de planificación, la recolección de datos y de dirigirse a los diferentes grupos de la sociedad, recordemos a las personas LGBTI, preguntemos, incluyamos, digamos lo que pensamos, veamos qué es lo que está delante de nosotros y lo que siempre ha permanecido oculto. Seamos todos parte de ello. Seamos todos visibles.